jueves, 22 de noviembre de 2007

Björk en Lima

El trece de noviembre se presentó en el Vértice de la Cultura del museo de la Nación una de las más grandes figuras mundiales de la música: Björk. Aún recuerdo el concierto como si hubiese terminado hace 5 minutos.

Eran las 9:00 de la noche y estaba haciendo cola para comprar algo de beber, de pronto todas las luces se apagaron y la fila desapareció, todos corrimos hacia nuestras ubicaciones, yo buscaba a mi hermana en medio de la obscuridad mientras empezaban a sonar los vientos de las asombrosas “Brass” (Un grupo de 10 músicas islandesas que acompañan a Björk en esta gira), pasaron pocos minutos para que se empezaran ha escuchar las primeras notas de “Earth intruders” y la gente empezaba a estallar de emoción, de pronto miré hacia la pantalla gigante y ahí estaba ella con una especie de poncho verde a rayas, su abundante cabellera y un adorno que le cubría la frente, los gritos de emoción de la gente casi no dejaban escuchar la primera interpretación de la noche, pero poco a poco todo fue marchando bien. Terminó la primera canción y un “gracias” bien pronunciado hizo delirar a los fanáticos.

Luego mientras interpretaba la canción “Hunter” se sintió la conexión entere Björk y el público cundo todos coreaban de principio a fin “ohh...ohh...ohh” mientras la cantante deleitaba con su voz. Terminada esta canción Björk se dirigió por primera vez a nosotros, esta vez no para agradecer sino para pedir un favor: “¿Me pueden hacer un favor? No tomen fotos con sus celulares, esto es un concierto en vivo, no es un CD, quiero poder ver sus caras”. Terminado el impase vino el regalito de Björk (en cada país que visita canta una canción que sólo canta en ese lugar) nos entregó una interpretación de la hermosísima “Coocon”, canción que no interpretaba en vivo desde el año 2003.

Así transcurrió la noche, fue una hora y media intensa donde no hubo quien no llegara a la euforia colectiva escuchando “Hyperballad” o estuviera totalmente emocionado al escuchar “Bachelorette”. Cada “gracias o “mucho gracias” venía acompañado de un delirio de alegría y más aún cuando dijo “estamos contentos de estar en Perú” (frase que ni Alanis ni RBD pudieron decir bien).
Fue una noche mágica, hipnótica, como salida de otro mundo donde 4000 almas estuvieron frente e frente con su ídolo, ojalá sea el primero de muchos conciertos más, con artistas que aún están vigentes y que puedan dejar contentos a sus fanáticos en un país ansioso de buenos espectáculos como este que quedó grabado en la memoria de quienes estuvimos ahí y esperamos ojalá se repita.
Por Manuel Abel Alvarez Espinoza

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