
Para los agentes de la División de Homicidios, la orden del asesinato se habría hecho desde el penal Lurigancho donde se encuentra recluido un compatriota de la víctima por narcotráfico.
Debido a una llamada al celular de la víctima, un sujeto con “dejo” extranjero los investigadores creen que el asesinato de Caballero se dio por el incumplimiento en la entrega de un dinero producto de un pase de drogas.
Así entra en la escena Lucho Aristizàbal, narco colombiano recluido con sentencia de 25 años en el penal citado, a quien la policía sindica como el autor intelectual.
Hasta el momento los restos de Jaime Enrique Caballero Pulgarín continúan internados en la morgue central de Lima, a donde llegaron peritos en criminalística para terminar sus investigaciones.
Por Diego Ayma Ayma
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